MUSICA MEXICANA Y SU INFLUENCIA EN CHILE

 

“El primer eslabón para llegar a lo folclórico es lo popular, todo debe ser primero popular, y luego si permanece se adopta y, entonces, pasa a ser folklore; cuando ya toma las características que le imprimen las comunidades.” Quien hace esta afirmación es la notable Margot Loyola, maestra e investigadora del folclor chileno. Con ello podemos afirmar que la música mexicana forma parte de nuestro folclor toda vez que está arraigada en nuestros gustos musicales, tanto en el campo como la ciudad.

La música mexicana se hizo popular en Chile a través del cine; famosas son las voces de Jorge Negrete con “Allá en el Rancho Grande”, Javier Solís con “En mi viejo San Juan”, sumándose  a ellos Lola Beltrán, Cuco Sánchez, José Alfredo Jiménez, Lucha Reyes, Antonio Aguilar y Vicente Fernández, entre otros. En nuestro país podemos distinguir, sencillamente, dos corrientes: de salón y popular. Por música de salón nos referimos a estilos como habaneras, valses, mazurcas, polcas o composiciones para piano, mucho más doctos y al estilo europeo. Ejemplos de lo anterior son el vals “Sobre las olas” de Juventino Rozas, profusamente utilizado como música de fondo en presentaciones circenses.

 

Si bien es cierto, las películas fueron fundamentales para traer a nuestra patria la música mexicana, no debe olvidarse que en febrero de 1940 llega a Chile la más grande embajada cultural del país azteca: 400 personas, a bordo del buque “Durango” de la Armada de México. Desde una soprano hasta boxeadores, policías, marinos, charros, cantantes, jinetes y bailarines, todos con una sola disposición: dar a conocer su arte a los chilenos. Los charros cantan en teatros, radio y los en todos los lugares donde hubo presentaciones como el Estadio Nacional, el estadio militar, la medialuna de la Quinta normal y otros lugares como la cárcel púbica de Santiago. (www.identidadyfuturo.cl)

 

Posterior a la revolución de 1910 la música varía hacia la temática popular y toma vigencia una línea musical denominada “corrido”, con cuerdas y metales que cuentan las historias de los revolucionarios zapatistas. Pero en Chile este tipo de música tomaba un matiz más campesino, con temáticas relacionadas con el campo o el amor y la música es interpretada por exponentes tan disímiles como Los Hermanos Bustos o Los Hermanos Campos -siempre asociados a la cueca y tonada chilena-  con el clásico corrido “La Zorrita Corredora”, quizás por la influencia familiar de la destacada cantante Guadalupe del Carmen, una de las figuras fundamentales de la música popular chilena de toda la historia, y que fue casada con Marcial Campos. El trabajo de esta cantante es igualable a nombres como Ester Soré (n. 1915) en la interpretación de tonadas, a Margot Loyola (n. 1918) en su trabajo de proyección folclórica y a Violeta Parra (n. 1917) en la composición de música 

Se le recuerda por haber hecho populares con su voz inconfundible las canciones: “Cartas Marcadas”, “Juan Charrasqueado” “El Hijo Desobediente”, “Ofrenda”, “Rosa Flor” “Amor de Todas” “Lupita la Pendenciera” y muchas otras canciones, tanto de autores mexicanos como nacionales, cuyas grabaciones todavía son difundidas por los programas radiales de corte ranchero. Para recordar su memoria, desde hace 20 años, el pueblo de Chanco organiza un festival que lleva su nombre.

 

En Linares hay destacados exponentes de la música ranchera, entre ellos el Charro Vásquez, El Mariachi de Linares, Los Tigres de Linares.