El Cuero  de  la  Laguna  de  Achibueno

 

Se cuenta que hace muchos años atras, cuando los arrieros subían a las veranadas acompañados de sus familias, un criancero fue acompañado por su esposa y su pequeño hijo, de apenas meses de nacido. Armaron su puesto a la sombra de unos árboles y cercano a la laguna, para poder abastercerse de agua. El niño fue dispuesto en una chigua, por lo que pasaba sus días mecido por el viento cálido de la cordillera, mientras su madre hacia los quehaceres diarios tales como el amasado del pan, la preparación de quesos, cuidando las cabras que estaban en parición o alimentando a los huérfanos.

 

Una mañana la madre decidió llevar a su niño, que ya se mantenía sentado y con su cabecita firme,  a la laguna; mientras lavaría sus paños y algo de ropa. Al llegar a la orilla buscó un buen lugar, pero solo había tierra y piedras, hasta que divisó un trocito de cuero, que pensó había dejado su marido para lavarlo antes de curtirlo. Se acercó y sentó al niño sobre el; era un cuero como de nonato, de color oscuro, en el cual el pequeño cupo fácilmente y quedaba a dos brazos de distancia de ella.  La madre comenzó entonces el  lavado y refregado de la ropa. De pronto sintió un fuerte llanto y al volver la cabeza vio cómo el cuero se cerraba alrededor de su hijo y rodaba al agua. La madre se estiró intentando sujetar el atadito, pero no alcanzó. El cuero se sumergió en las aguas. Ella, que no sabía nadar, se adentró hasta donde pudo, gritando el nombre del pequeño y moviendo las manos, tratando de tocar algo que puediera ser el cuero maldito que había atrapado a su hijo.

Cuando el padre volvió con el piño se encontró a la mujer llorando a la orilla de la laguna, sin entender aún como pudo haber ocurrido eso. A pesar de que el también lo buscó por la orilla, no lo pudieron encontrar y se dieron a la tarea de contarle a todos los conocidos esta historia, no fuera que se encontraran ellos con el cuero y los llevara al fondo del agua.

 

 

 

(Versión de Amparo Aguilar, oida en Linares, sector San Antonio de Ancoa en 1980)