Crónicas del Linares antiguo
La costumbre de aquellos tiempos, con su fanatismo y superticion nos darían material para largos artículos, pero no nos limitaremos en este, solo a relatar someramente algo para dar ideas a nuestros lectores sobre la diferencia de los tiempos idos.
Era costumbre general de bautizar a los niños con el nombre del santo, y aun con todos los del día de su nacimiento, en la creencia de que él, y todos quedaban obligados a amparar y dar felicidad al adoptivo; y cuando se trataba de "chancleta" (mujer), no era óbice la falta de santa en el calendario, pues se valían, quieras o no, para el nombre masculino para arreglárselo, como santa como por ejemplo; Santiaga por Santiago; y por aquí los cumpleaños se celebraban con todo boato y pompa; tanto para el santo como el ahijado por medios de rezos y novenas para el primero y comilonas para el segundo; con acompañamientos de muchas bocas amigas que tomaban parte activa en devorar hasta un novillo, además de los chanchos, corderos y toda clases de aves, todo remojado con cachadas de rico mosto de las grandes tinajas de barro; esto es para los pudientes, pues los más pobres, se amoldaban comprábamos con un testamento original de nuestro bisabuelo Don Juan del Castillo, hijo de nuestro tatarabuelo, Don Jerónimo, firmado en su propiedad “El Ajial” en Parral, el año 30, cuando tenía más de 70. Vemos que una oveja valía 2 reales; una vaca parida, 6 pesos, una yunta de bueyes 12 pesos; y un caballo 4, etc.
Principiaban las fiestas de cumpleaños, al amanecer; pero no como terminaban, que eran las 8 de la noche para rezarle al santo, y además el rosario, que jamás faltaba: dando principio por la dueña de casa, invariablemente de esta manera: efectivamente, todos acompañaban, tanto a comer como a rezar.
Aquí cabe uno de los muchos razonamientos que tenía nuestro padre para ilustrar nuestro espíritu en la niñez, a fin de guiar por el verdadero camino de la justicia y la razón, demostrándonos lo malo que es obrar con conocimiento de la verdad, como por ejemplo lo siguiente:
“Conocí cerca de Parral, una señora viuda muy rezadora y supersticiosa que, en su gran estrado, donde tomaba mate tres veces al día, rezaba el rosario con su servidumbre y formaba los proyectos para los trabajos de su fundo, que ella misma desde allí administraba, en lo que era muy capacitada, por haberse criado en él, considerando bien su explotación. Tenía ordenado a los inquilinos que se reunieran en su casa los días domingos; tanto para darles cuentas de los trabajos de la semana y recibir órdenes para la siguiente, como para rezar con ellos <
La señora era una excepción en aquellos tiempos en que todos dormían la siesta, pues ella no dormía por vigilarlos todo con sus continuos trajines; y de cuando en cuando solía llegar hasta la casa de sus inquilinos, para hacerles ver que ella podía vigilarlos. Esa era la causa de que en la noche se quedaba dormida cuando rezaba el rosario. Los domingos, cuando lo rezaba con sus inquilinos, tenía el pensamiento en sus interesen mundanos y la superticion, ante que en Dios, y por eso era que son frecuencia interrumpía el rezo para dar lugar a los acostumbrados diálogos con sus inquilinos, cuando se acordaba de algo que no sabía, por ejemplo:
- <
- Ocho, patrona.
- Entonces ya son cincuenta y dos nacidos en el año.
- Menos uno que desapareció el viernes; probablemente que el león se lo habrá comido.
- ¡Ah!... ¡curioso!... ¿y por qué no me lo habías dicho? Dios te salve María…. Pedro ¿regaron el potrero del maitén…?
Así, por el estilo, según el rezo. También era interrumpido cuando con su oído de zorzala, oía las manifestaciones de placer de algún perro, llamado entonces la atención de todos para que escucharan, y pronosticándoles alguna desgracia que podría suceder entre ellos, a fin de que se confesaran y que el diablo no los pillara desprevenidos y cargara con ellos derechito para su infierno.
En todos los tiempos y en todo el nuncio, ha habido y seguirán habiendo fanáticos y supersticiosos como en Linares, solo con la diferencia en la forma, porque en todas partes hay ignorantes y tontos rudimentarios que se dejan embaucar por los demás listos para burlarlos y sacarles dinero.”
Si damos a conocer estas costumbres de Linares, no es por una novedad, sino para hacer historia sobre la diferencia entre el Linares de antaño y el de hoy.
Alguien, para definir el estado psicológico de los seres humanos, dijo; << todos de locos tenemos un poco; y, ¿Cuántos cría Dios? Nacen al minuto ochenta y mueren al año dos>> ¡¡Con que, ajuste usted la cuenta!!
Pero una cosa favorable a Linares antaño dejarnos anotada en nuestras tradiciones, y es que, de las anomalías que dejamos expuestas, no se hacía superchería con fines especulativos, porque eran practicadas inocente y sencillamente, nada más porque así lo creían. No podemos, pues, achacarles a nuestros antepasados, fundadores y creadores de Linares antaño, lo dicho por ese psicólogo, porque no tenían nada de locos ni de tontos; ante por el contrario, mucho de cordura y habilidad para desenvolverse en sus acciones y rudos trabajos, con la potencia de su espíritu y del musculo, centros ciudadanos. Las pruebas las dejaron con sus obras en ese pueblo, especializado entre los demás, y que sus descendientes de hoy pueden muy bien reanudar, advertidamente por estas tradiciones.
Afelio Verde-Ramo del C